1. |
01
01:14
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Despierto y soy el río
apenas abro los ojos
mis pensamientos que inician
el contacto / se los lleva
la onda corta del río
viajo o soy el viaje / del río
voy de un lado a otro
de la señal
caudal invisible del río
columpio en el que voy
en el que vengo
en el que muero.
Un instante o quizás menos
un segundo
una centésima o el límite
de lo que es posible soportar
en cualquier orden
en cualquier momento
de la jornada
para apenas quedarse quieto
con suerte interrumpir
ir de uno a cero
en contra
en el río.
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2. |
02
01:48
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Mano que proyecta en el muro
a un perro que ladra
mano vegetal que crece con la lluvia
mano de greda que se triza lentamente
en la oscuridad de un museo
mano que saca otras manos del mantel
para lanzar las migas a los canarios
mano de cristal robada
mano que borra sin permiso
el camino que la otra mano transita
mano mecánica que masturba
mano de marino sin dedo
mano bruta de basquetbolista
mano que corre entre los barrotes de las rejas
de las casas de los barrios
de la periferia
mano araña que espera impaciente
mano dura
mano de amada que escamotea
mano de amada anclada a cama oscura
mano que acaricia la pobreza
mano maquillada cruzada al pecho
mano de ciclista que indica el giro
mano de niña con anillo de plástico
mano que separa las manos juntas
de alguien que no quiere confesar
mano que escribe la palabra comienzo
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3. |
Constitución
02:10
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Sólo tengo un secreto, aunque ya no sirve para nada.
Ni el secreto, ni tenerlo.
Otra cosa que no le digo a nadie es que ya no me gusta escribir.
A veces tengo la sensación de que ya no queda nadie
a quien escribir; y si quedara, tampoco tendría gran cosa
que decir. Por eso me quedo aquí, donde estoy
en Buenos Aires, en enero, con la ciudad medio vacía
y viviendo en un silencio casi incesante; y es que no sabría
tampoco a donde ir.
Estoy comiendo más ahora que ya no fumo.
Y bebo demasiado café; tanto que por la noche no duermo
y durante el día tengo sueño, por lo que bebo más café
y así en círculos hasta que me alcance a mí mismo.
Anoche, por ejemplo, me desperté varias veces
con la palabra NO, que incluso dije en voz alta
como si quisiera salir de un susto dentro del sueño.
Soñaba con una mujer a la que quería amar
y a la vez no quería.
Así me pasa con esto de escribir. Diga lo que diga
ya no es más que información o ruido, blanco o negro
uno y cero, on/off: algo y nada. Cualquier algo
y cualquier nada. Siento que uno debe convencerse
de que ha muerto, y seguir adelante ya sólo
como información—aunque sea como duda
como espejo borroso, como un remolino más
perdido en la turbulencia secreta
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4. |
La Susodicha
01:27
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Posterior a descubrir la transición rojo furia
rosado
rojo opaco,
embalsama la cicatriz
y se reorganiza
en posturas solitarias y nostálgicas;
asistencia sin convocatoria previa a cafés y bares;
concentración y búsqueda provisoria de un
clavo que saque a otro clavo;
antepenúltima fila en vermut,
por lo general
con la cabeza apoyada en el filo del respaldo
entre películas francesas
e iraníes;
invención, sin mucho esmero,
de posibles situaciones hipotéticas
sobre hipotecas y cuentas de débito compartidas
finalmente
tétricas;
balances entre el aquí y el allá,
o entre hoy y ayer
es decir:
todo eso que no le es posible
sino imaginar
en el breve lapso
donde puede entrar
en una novela
acariciar el terciopelo y el resquemor de la lectura
y descubrir
que se ha enfrascado
en evadir
la soltura de solfeo y humo
con que se presenta
en todas las páginas y próximamente
en todos los cines,
la su
so
dicha.
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5. |
05
05:31
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Tú que te crees tú
soñando el sueño de un monstruo flojo
que en su único ojo
repite la misma película:
tú que te crees tú
buscándote en tus padres
robándole al mundo una emoción virgen
pájaros de fuego
medievales / como papel celofán
anuncian el renacimiento
las góndolas del supermercado
se suicidan en cámara lenta
pero mientras tú / te creas tú:
quiero que
estas sean mis manos
esta sea mi sombra alargada por la luz eléctrica
estos sean mis lentes de sol ahumados.
Tú que te crees tú
recibe esto de ti: un libro que leíste
del cual no recuerdas
una sola palabra
revisas los subrayados / no fuiste tú
pero estás de acuerdo
como si hubieras sido aquel que se pertenece
como una isla futura
mundo-uno
donde esperas que alguien descubra
lo especial que eres
pero cada uno
en su hexágono espera
que alguien descubra
la dulce miel del genio
de cada mundo-uno
¿de quien?
de tú / que te crees tú
con ligeras variantes que no alcanzan
a refutar la hipótesis de que eres
el mismo sujeto
una cifra exacta
pero en disminución
un líquido que se consume poco a poco
a lo largo de un conducto
en el transcurso
día a día en la novela
el calendario
el río fluye como carnaval de máscaras
pero tú
que te crees tú
no estás más cuerdo
que el loco de Alsina y Sáenz Peña
que se cree Napoleón.
Tú que eres tú
soñando el sueño de un monstruo
¿eres el jardín o el jardinero?
¿la montaña o el alpinista?
¿el cielo
o el piloto del avión?
Tú que te crees tú
recibe esto de ti: un empujón
y se cierra la puerta
estás en la casa de los espejos
oscuridad
preguntas por alguien
y su nombre rebota cambiando según
el reflejo deforme de cada espejo
y ya son tantos los nombres en el aire
que el oxigeno es escaso
parece una pesadilla
miras tu mano
descubres que no te pertenece
piensas: esta mano no es mi mano
es la mano de otro
y en realidad
no eres tú el que piensa
este pensamiento
es otro
entonces corres
por la casa de los espejos
eres todas las formas y cada vez eres
más deforme hasta que no eres
y de pronto despiertas
está tu gato siamés
lamiéndote la cara
lo ahuyentas
pero se resiste
te mira a los ojos
con su voz grave
te dice:
tú que te crees tú
no hagas de mí
que me crea yo.
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